Abstraer las formas del objeto principal, eliminando al máximo los detalles (por ejemplo realizando un contraluz que destaque únicamente su silueta. Acercarnos al encuadrar, de forma que aislemos la formas de un sólo elemento del motivo. Utilizar un fondo lo más uniforme posible y que no distraiga la atención. Buscar el máximo contraste de tono entre la forma principal y el fondo. Utilizar al máximo las normas de composición, ritmo y equilibrio para destacar la forma. Si observamos fotografías de objetos corrientes en sus perspectivas habituales, nos resulta fácil deducir el volumen que tienen, pero si el ángulo de toma es rebuscado, o los objetos son poco corrientes, nos resulta muy difícil captarlo. A veces se puede solucionar esto introduciendo objetos conocidos que actúen como referencia de tamaño.
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